Una encrucijada es, por definición, un lugar donde se
cruzan dos caminos, pero también puede ser una disyuntiva, un dilema, e
incluso, una emboscada.
Referido al campo político, una encrucijada pudiera
parecerse bastante a la situación que se le avecina al partido Fuerza del
Pueblo de cara a las elecciones del año 2028, a pesar de estar situado,
conforme el único parámetro válido en estos momentos, es decir, los resultados
presidenciales del pasado 2024.
Entiendo oportuno recordar que en estos comicios, la
fórmula presidencial obtuvo 19 puntos porcentuales por encima de la boleta
principal del Partido de la Liberación Dominicana (29 a 10), y, por
consiguiente, es lo cuenta como referencia en la actualidad.
Ventaja y debilidad
En tales condiciones, la FP tiene una ventaja relativa
frente al partido morado, pero esa misma situación pinta como su mayor
debilidad.
A lo que me refiero es que el partido verde tiene un
candidato conocido, tal vez el más completo de los políticos actuales en la
República Dominicana, esto es, el doctor Leonel Fernández; pero al mismo tiempo
tiene un potencial aspirante con cierto nivel de simpatía y aceptación, el
senador Omar Fernández.
Y es aquí la encrucijada: el doctor Fernández es
presentado por su partido como la carta de triunfo para el 2028, pero tiene una
importante tasa de rechazo que le genera un techo duro y difícil de romper.
Sin embargo, en la eventualidad de que la economía
entrase en una seria crisis, la tasa de rechazo pasaría a un segundo plano.
Pero eso no está dentro de las probabilidades en el corto plazo.
Aquí radica la primera dificultad para la Fuerza del
Pueblo y sus aspiraciones de convertirse en gobierno a partir de agosto de
2028.
Viene la otra: Omar Fernández recibe una buena porción de
simpatía en algunos segmentos de la población, pero su juventud le hace
inviable su hipotético proyecto presidencial de cara al próximo torneo
electoral.
Del modo que muchos dicen que el país no está listo para
ser gobernado por una mujer—no lo creo válido—tampoco lo está para entregar el
destino nacional en manos de un muchacho.
El senador de la capital podrá lucir todo lo preparado
que algunos dicen, pero le faltan tablas para asumir el gran desafío que representa
gobernar un país tan complejo. Esto opino.

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