Opinión-Defender a las ciudades santuario es defender la dignidad humana


Redaccion/QI

La reciente demanda del Departamento de Justicia contra Newark y otras tres ciudades de Nueva Jersey representa más que un desacuerdo legal: es un ataque directo a la autonomía local y a los valores de inclusión y justicia. Acusar a estas ciudades de “obstrucción” por no colaborar ciegamente con una política migratoria federal fallida es una forma de politizar la seguridad pública y criminalizar la compasión.

El alcalde Ras Baraka ha sido claro: Newark no es un brazo del ICE. Su administración ha logrado reducir los homicidios en un 61% mientras protege a sus comunidades más vulnerables. Eso es liderazgo. Las políticas de ciudad santuario no solo son legales, sino que son efectivas, humanas y necesarias para mantener la confianza entre los inmigrantes y las autoridades locales.

Intentar imponer una visión única desde Washington ignora la realidad vivida por miles de familias inmigrantes en nuestras ciudades. Más que perseguir a gobiernos locales por cumplir con su deber constitucional, el gobierno federal debería enfocarse en reformar un sistema migratorio roto.

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