Redacción/QI
Newark, NJ.- El Centro Domínico-Americano de New Jersey, Inc. y
el Instituto Duartiano de New Jersey, Inc. lamentan profundamente la
irreparable pérdida de uno de sus más grandes aliados y amigos: el legendario
merenguero dominicano Rubby Pérez, “La Voz Más Alta del Merengue”. Su fallecimiento,
ocurrido el pasado 8 de abril de 2025 durante la trágica caída del techo de la
discoteca Jet Set en Santo Domingo, dejó un vacío incalculable en el corazón
del pueblo dominicano y de todos aquellos que compartieron con él la pasión por
la cultura, la patria y la comunidad.
Rubby Pérez
no sólo fue un ícono de la música, sino también un dominicano profundamente
nacionalista, comprometido con las causas que enaltecen nuestra identidad.
Desde que conoció el “Proyecto Patria” y la misión de nuestras instituciones en
Newark, se convirtió en un defensor incansable de nuestras actividades. Se sumó
con entusiasmo al sueño de celebrar anualmente el Festival del Día del
Orgullo Dominicano, amparado en una ley estatal de New Jersey gracias al
respaldo de la Senadora M. Teresa Ruiz y la Asambleísta Eliana Pintor Marín.
New Jersey es, hasta la fecha, el único Estado que reconoce oficialmente esta
celebración con fuerza de ley, y Rubby estuvo ahí desde el inicio,
apoyando con su voz y con su corazón.
Su participación en nuestras festividades era más que un acto artístico: era un acto de amor. “La gente siempre estuvo cerca de él”, recordó un directivo con lágrimas en los ojos. “Nunca negó una foto, siempre tenía una palabra de aliento y un mensaje de unidad”. Rubby hacía de cada presentación una plataforma para sembrar orgullo, identidad y esperanza.
Uno de sus proyectos más queridos fue el de la erección
de la estatua del Patricio Juan Pablo Duarte, una obra que celebramos
recientemente el 28 de febrero de este mismo año, durante el 181 aniversario de
nuestra Independencia. En un Festival anterior del Orgullo Dominicano, ya él
había recibido una réplica de la estatua y en ese entonces con mucha emoción
expresó “¡Waooo! Voy a guardar este
reconocimiento entre mis cosas de valor. Nunca me había sentido tan cerca del
pensamiento y las acciones de Duarte. ¡Cuenten conmigo! Yo estoy dispuesto a
dar mi vida por mi patria”.
Y como solo él sabía hacerlo, cerró citando con fervor las palabras del Padre
de la Patria:
“Nuestra Patria ha de ser libre e
independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla”. Acto seguido, comenzó a cantar, regalándonos
una vez más su arte y su alma al público presente.
Rubby también descubrió, en medio de nuestras actividades, que la señora Julia Castro, miembro activa de nuestras Organizaciones, era hija de uno de sus benefactores en la infancia, me refiero al Sr. Augusto Castro Pérez. Ese encuentro dió paso a una relación aún más cercana y significativa con nuestra Organización.
El Presidente, Sr. Santiago Paniagua, en nombre
de ambas Instituciones, expresó con profunda tristeza: “Rubby vino en febrero… y sentimos que vino a despedirse. Fué su
última presentación en New Jersey, y sus palabras quedaron marcadas como una
responsabilidad que nos dejó: “culminar este sueño, que también fue suyo”. Esa misma noche expresó su deseo de estar
presente en la inauguración de la Plaza Juan Pablo Duarte, donde será expuesta
la estatua del Patricio como representación de nuestra DOMINICANIDAD en el
exterior. Nos sentimos comprometidos a honrarlo con un
espacio especial dentro del grandioso Monumento a Duarte. Gracias Rubby, por tu
amistad, por tu compromiso, por tu entrega incondicional.
Su partida, junto a la de más de 230 víctimas en una noche que prometía alegría y se tornó en tragedia, enluta a toda la República Dominicana y a comunidades de otros países que compartieron su música y su legado. Pedimos a Dios traiga paz y consuelo no sólo a los familiares cercano de las víctimas, sino también a la gran familia dominicana extendida por todo el mundo.
Rubby Pérez: Tu voz, Tus ideales y Tu amor por la Patria
seguirán vivos en cada paso que demos hacia adelante. Hasta siempre,
Rubby. Tu patria te honra, tu comunidad te llora, y tu música jamás se apagará. Dencansa en la Paz del Señor
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