El fenómeno de las Fake News (noticias falsas) ha cobrado
una relevancia enorme en la era digital. Con la proliferación de las redes
sociales y la facilidad con la que la información se propaga, las noticias
falsas se han convertido en un reto global.
Estas pueden tener consecuencias devastadoras para
diversas instituciones, incluidas organizaciones no lucrativas, empresas y
gobiernos. En este contexto, es esencial entender cómo las Fake News afectan la
credibilidad de las instituciones, generan desinformación y alteran la
confianza pública.
El impacto de las Fake News en las instituciones
El auge de las Fake News es particularmente preocupante
para las organizaciones internacionales, como USAID (Agencia de los Estados
Unidos para el Desarrollo Internacional), cuyo trabajo depende en gran medida
de la credibilidad, confianza y relaciones con las comunidades y los gobiernos.
Según un informe de la Fundación Global para la
Democracia, el 64% de las organizaciones no gubernamentales han reportado que
las noticias falsas han afectado negativamente sus proyectos, especialmente en
áreas de salud, educación y desarrollo económico.
USAID, que ha trabajado durante décadas para mejorar las
condiciones sociales y económicas de los países en desarrollo, enfrenta un
riesgo significativo por las noticias falsas, especialmente cuando se
malinterpreta o distorsiona su misión.
Las Fake News pueden generar desconfianza entre los
beneficiarios de sus programas, retrasar la implementación de proyectos y, en
casos extremos, poner en peligro la seguridad de los trabajadores humanitarios
en terreno.
La pérdida de beneficios valiosos
El daño económico causado por las Fake News puede ser
incalculable. Un estudio de The Reuters Institute for the Study of Journalism
concluyó que, en 2020, el impacto negativo de las noticias falsas causó una
pérdida de más de 78 mil millones de dólares a nivel mundial, en gran parte
debido a la desinformación sobre temas como la pandemia de COVID-19, el cambio
climático, las elecciones, y las crisis sociales.
Para las organizaciones que trabajan en la promoción de
derechos humanos o la mejora de la vida de las comunidades vulnerables, las Fake
News pueden resultar en una pérdida de financiación, ya que los donantes o
gobiernos podrían retirarse por falta de confianza.
Además, la desinformación puede afectar la ejecución de
políticas públicas en países en desarrollo, ya que las noticias falsas pueden
tergiversar la realidad de las necesidades de las comunidades o crear un
panorama erróneo sobre la efectividad de los proyectos financiados por agencias
internacionales como USAID.
La falta de consecuencias
Una de las principales razones por las que las Fake News
continúan proliferando es la falta de consecuencias para quienes las difunden.
A pesar de que muchas plataformas sociales como Facebook, Twitter y YouTube han
comenzado a implementar políticas para marcar o eliminar contenido falso, los esfuerzos
aún son insuficientes.
Un informe de Reporters Without Borders de 2021 indicó
que solo el 20% de los casos de desinformación en redes sociales son
adecuadamente abordados o sancionados.
La falta de consecuencias genera un efecto amplificador,
donde individuos, políticos o grupos con intereses ocultos se benefician de la
propagación de noticias falsas, ya sea para ganar poder, desinformar a la
población o afectar a competidores en el ámbito empresarial.
¿Qué se está haciendo en el mundo y en la República
Dominicana?
A nivel mundial, organizaciones como FactCheck.org y
PolitiFact están trabajando arduamente para desmentir noticias falsas, pero el
desafío sigue siendo inmenso. En muchos países, los gobiernos están adoptando
legislaciones para penalizar a aquellos que difunden desinformación.
En la Unión Europea, por ejemplo, la Ley de Servicios
Digitales obliga a las plataformas de redes sociales a tomar medidas más
estrictas contra la desinformación, mientras que Australia aprobó recientemente
leyes que exigen a las plataformas tecnológicas que paguen por el contenido de
noticias que se comparte en ellas.
En cuanto a la República Dominicana, el impacto de las
Fake News es cada vez más evidente, especialmente en momentos electorales o
cuando surgen crisis de salud pública, como sucedió durante la pandemia del
COVID-19.
Según un informe de Prensa y Democracia, el 30% de los
dominicanos han sido expuestos a noticias falsas en temas políticos y sociales,
lo que ha generado desconfianza en los medios tradicionales y alterado la
opinión pública.
Acciones en la República Dominicana
El gobierno dominicano ha comenzado a dar pasos para
enfrentar la desinformación. En 2020, el presidente Luis Abinader firmó un
decreto que establece un marco de protección frente a las Fake News en medios
digitales. Además, diversas instituciones educativas y ONGs están implementando
programas de alfabetización mediática para educar a los ciudadanos sobre cómo
identificar fuentes confiables de información.
Por su parte, USAID en la República Dominicana ha
financiado proyectos como el de «Diálogo Democrático», que busca promover el
acceso a información veraz y fomentar la participación ciudadana en un entorno
de libertad de expresión y combate contra la desinformación.
Acciones que se pueden implementar
Si bien se están tomando algunas medidas, es fundamental
intensificar los esfuerzos. Algunas acciones incluyen:
Fortalecer las políticas de sanciones contra quienes
difunden información falsa, incluidas multas y penas legales.
Fomentar la alfabetización digital en todas las edades,
desde la educación básica hasta la universitaria, para que los ciudadanos
puedan identificar noticias falsas.
Aumentar la cooperación internacional para crear
mecanismos que mejoren la detección y eliminación de Fake News de manera más
eficiente, compartiendo herramientas y mejores prácticas.
Mayor regulación de las plataformas digitales, exigiendo
mayor responsabilidad en el contenido que se distribuye.
Promover campañas de información pública para crear
conciencia sobre el impacto de las Fake News y cómo evitarlas.
Las Fake News afectan profundamente a instituciones como
USAID, además de tener consecuencias globales en la confianza social, la
política y la economía.
La falta de consecuencias para quienes propagan estas
noticias crea un vacío de impunidad, perpetuando su proliferación. Es
fundamental que se continúen implementando estrategias tanto a nivel global
como local, en países como la República Dominicana, para combatir este fenómeno
y proteger el acceso a información veraz y confiable.
Solo con esfuerzos conjuntos, una mayor regulación y la
educación adecuada se podrá frenar el daño que causan las Fake News en las
instituciones y la sociedad en general.

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