Santo Dmingo, RD.- Desde que en julio de 2024 una misión
del Fondo Monetario Internacional (FMI) que visitó el país declaró su propósito
de que la banca dominicana ajustara sus regulaciones financieras y prudenciales
a las normas internacionales más recientes (obviamente se refería a los
Acuerdos de Basilea III y IV), desatando con eso aprestos en la nación en esa
dirección, se han producido acontecimientos que debieran llevar al organismo
internacional a frenar sus ímpetus.
Lo primero fue la reacción de la banca, expresada a
través de una publicación en la revista de la Asociación de Bancos Comerciales
de la República Dominicana (ABA), refrendado con la firma de Manuel González M.,
director técnico de la ABA, que constituyó una especie de llamado a la
prudencia en el abordaje de la recomendación, para evitar que, ignorando el
“grado de discrecionalidad que pueden adoptar los países, según las propias
características de su sector financiero, siempre que se respeten los mínimos
establecidos”, la banca sea sometida a un proceso de adopción en toda la
amplitud que trata Basilea II y que se implemente de golpe el Basilea III,
reformado en Basilea IV.
El temor de la banca es el de que un ajuste de las normas
que faltara a la prudencia y no tomara en cuenta las características
particulares del sistema bancario del país, podría llevar a un “engrosamiento
organizacional (por la estructura necesaria y las personas requeridas con
competencias en dichos aspectos, además de posibles requerimientos mayores de
capital), afectando en costos a las entidades de forma innecesaria, lo que de
alguna forma se traslada al crédito, tanto en costo como en cantidad”.
Este tema debió haber sido parte de la conversación que a
mediados de marzo sostuvieron en su visita al país los delegados del FMI Marco
Barzanti y Manuel Rosales Torres, con la presidenta de la ABA, Rosanna Ruiz, en
la que profundizaron sobre los temas de interés para el organismo internacional,
de cara a la realidad local y enmarcados en el contexto internacional.
Una señal tranquilizante fue ofrecida por Emilio
Fernández-Corugedo, jefe de la misión del FMI, que visitó el país a mediados de
marzo, al hablar de “la robustez del sector bancario, con niveles adecuados de
capitalización y alta rentabilidad”. A eso se agrega una tendencia en Estados
Unidos y Europa para posponer la entrada en vigencia de los Acuerdos de Basilea
III y IV e, incluso, para bajar la regulación. En el caso de EE.UU., el
regulador ha anunciado el propósito de rebajar la exigencia de capital
adicional a los grandes bancos. En Europa, Reino Unido decidió en marzo
posponer por un año la aplicación de esas normas, y la banquera Ana Botin pidió
que se reduzca la regulación bancaria. Y la banca dominicana espera que no se
le ponga a nadar contra la corriente.
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