Presencia de ICE paraliza recuperación tras incendios en Los Ángeles

Redacción/QI

Los Ángeles, California – Los esfuerzos de recuperación tras los devastadores incendios de enero en el sur de California se han visto gravemente afectados por una serie de redadas migratorias federales que han sembrado el miedo entre miles de trabajadores inmigrantes. En comunidades como Pasadena, Palisades y Eaton Canyon, donde la reconstrucción depende en gran parte de la mano de obra indocumentada, la presencia de agentes de inmigración ha vaciado los sitios de trabajo, frenando la limpieza de escombros y la reparación de viviendas.

En las últimas semanas, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha detenido a varios trabajadores cerca de centros de empleo, incluidos aquellos entrenados específicamente para tareas de descontaminación y reconstrucción en zonas afectadas por incendios. Según un informe del New York Times, incluso trabajadores con estatus migratorio legal han optado por quedarse en casa, temiendo detenciones arbitrarias o ser confundidos con personas sin papeles.

Los contratistas reportan retrasos generalizados y dificultades para completar proyectos esenciales. “La recuperación está literalmente detenida”, afirmó un supervisor de obra en Glendale. “No tenemos suficientes trabajadores, y los que estaban dispuestos ya no quieren salir de sus casas.”

Aunque las autoridades federales niegan estar apuntando a obras de reconstrucción en zonas de desastre, funcionarios estatales y municipales aseguran que los operativos han tenido un impacto devastador sobre la recuperación económica. Legisladores de California han pedido a la administración Trump que limite la presencia de ICE en estas áreas, pero hasta el momento no han recibido respuesta.

La situación ha generado protestas en varias ciudades, y algunos activistas ya califican la política migratoria federal como una “catástrofe fabricada por el hombre”. En Ventura County, una redada reciente terminó en tragedia cuando un trabajador cayó desde el techo de un invernadero mientras huía de los agentes. “Nos tratan como animales”, denunció uno de los trabajadores agrícolas a The Guardian. “Ya no se puede trabajar ni vivir con dignidad.”

A nivel estatal, se estima que cerca del 75% de los trabajadores de la construcción en el condado de Los Ángeles son inmigrantes. En el campo, esa cifra alcanza casi el 40% del total de mano de obra agrícola a nivel nacional, lo que ha encendido alarmas sobre posibles interrupciones en el suministro de alimentos.

La tensión aumentó aún más el 30 de junio cuando Alejandra Anleu, una joven guatemalteca de 22 años, fue arrestada por la Patrulla Fronteriza fuera de un Home Depot en Los Ángeles. Aunque el Departamento de Seguridad Nacional niega el uso de fuerza excesiva, testigos presenciales aseguran que el arresto fue violento e innecesario. “Es una joven que simplemente estaba trabajando. La trataron como criminal, y eso es inaceptable”, dijo Joyce Sánchez, ciudadana estadounidense y amiga de la familia.

A pesar de que grabaciones obtenidas por Newsweek muestran que el arresto se realizó sin incidentes visibles, el caso de Anleu ha generado nuevas protestas en la ciudad, que exige el fin de las redadas cerca de áreas de empleo.

La administración Trump ha justificado el endurecimiento migratorio como una medida para “proteger el suministro alimentario” y “reducir la mano de obra ilegal”. Incluso se ha planteado la controvertida propuesta de permitir a los propietarios de tierras agrícolas supervisar directamente la inmigración en sus fincas, una medida que críticos comparan con formas modernas de coerción y servidumbre.

Mientras tanto, la reconstrucción tras los incendios sigue estancada, las familias damnificadas continúan esperando soluciones, y la tensión entre seguridad nacional y derechos humanos crece en un estado donde la inmigración es, más que una estadística, una fuerza vital.




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