Opinión-La comunicación: intangible de alto valor

J. Luis Rojas

Parecería paradójico que en la realidad actual, caracterizada por las facilidades que ofrece el desarrollo continuo de la tecnología en el ámbito de la comunicación, son muchas las empresas, agencias gubernamentales y marcas que siguen operando al margen de sistemas eficientes de comunicación interna y externa, que ayuden la toma de decisiones pertinentes, optimicen el vínculo con los grupos estratégicos y de interés, así como transformar la visibilidad en un medio de alto valor agregado al desempeño ordinario y extraordinario general.

Hoy más que nunca, la comunicación, sin importar su modalidad: organizacional, comercial, digital, mediática, estratégica, entre otras, continúa siendo un medio de altísimo valor agregado. En la actualidad, pareciera que para muchos directivos y gerentes de empresas, entidades gubernamentales y de marcas corporativas y comerciales, la comunicación asertiva y oportuna con los clientes y ciudadanos, no es tema prioritario para ello. Es una verdadera odisea la que tienen que sufrir determinados clientes y ciudadanos, cada vez que tienen la necesidad de comunicarse vía telefónica o por correo electrónico con algún colaborador interno de una empresa o agencia pública de RD.

Incurren en un error las organizaciones públicas y privadas que delegan la comunicación con sus clientes y ciudadanos, a centrales telefónicas automatizadas y a centros de llamadas, los que generalmente son gestionados por un talento humano desconocedor de informaciones básicas de la entidad para la que labora. La buena o mala gestión de comunicación interna y externa, establece y mantiene la diferencia entre las empresas, agencias gubernamentales y marcas que valoran la comunicación como un activo intangible de alto valor agregado, el cual incidirá positiva o negativamente en cada uno de los procesos estratégicos que dinamizan el quehacer cotidiano organizacional.

No es casualidad que connotados estudiosos de la comunicación suelan definirla como un proceso estratégico y transversal, el que por su naturaleza facilita la operativización de los demás procesos que interactúan en las organizaciones. En este ámbito, se ha demostrado que un porcentaje importante de los directivos, ejecutivos y gerentes de las organizaciones tienen un marco referencial superficial del rol que juega la comunicación, tanto dentro como fuera de la empresas y entidades del Estado. El número de los que solo piensan en la comunicación cuando sus organizaciones o marcas están inmersas en una crisis, es cada vez más grande.

Los clientes y ciudadanos perciben rápidamente cuando en una empresa o agencia gubernamental existe una mala gestión de la comunicación. Por ejemplo: obtener una simple información vía telefónica es imposible, no hay respuestas a las sugerencias y preguntas que se realizan a través de los correos institucionales, el talento humano de recepción no proporciona informaciones precisas y oportunas, el teléfono suena y suena y nadie responde. La comunicación entre las organizaciones, sus clientes y los ciudadanos, jamás puede limitarse a los sitios web y las redes sociales institucionales. Es responsabilidad del Dircom crear y mantener diferentes canales, que faciliten la trasmisión de informaciones útiles y el diálogo sano y permanente.

Más allá de la naturaleza y el tamaño de las organizaciones, todos sus integrantes deberían sentirse motivados a fomentar la comunicación interna y externa, buscando con ello contribuir al logro de los objetivos sustanciales organizacionales. Para nada ayuda a las empresas e instituciones públicas, el hecho de que su personal directivo y ejecutivo casi nunca tiene tiempo para dialogar con quienes requieren algún tipo de información especializada. Lo ideal sería que todos los que integran una organización, sin importar su nivel jerárquico, estén en condiciones de proporcionar informaciones básicas que requieren los clientes y ciudadanos externos.

En ocasiones, el talento humano responsable de establecer y mantener estrategias, actividades y medios efectivos de comunicación dentro y fuera de las organizaciones, debe tener la creatividad, iniciativa y visión para facilitar la creación de una cultura comunicacional, lo cual implica un mayor nivel de empoderamiento de todos los colaboradores, con respecto a las decisiones y actuaciones que acontecen en los diferentes subsistemas que forman el sistema organizacional. Al interior de la mayoría de las organizaciones existen informaciones que requieren los clientes y ciudadanos, que hasta el personal de seguridad pudiese entregar.

La gestión estratégica de la comunicación institucional y comercial, contribuye a que las empresas, agencias públicas y marcas logren sus objetivos y metas en un ambiente más colaborativo, productivo, sano, empático, transparente, menos estresante y burocrático. Es casi imposible llevar a cabo cualquier tipo de proceso al margen de estrategias y actividades de comunicación.

La ausencia de una visión estratégica para planificar, gestionar y controlar la comunicación interna y externa en muchas de las agencias del sector gubernamental dominicano es tan real como el día y la noche. Un ejemplo fehaciente de ello es lo que ha expresado públicamente el director general de la Dirección General de Información y Defensa de los Afiliados (DIDA), señor Elías Báez, en el sentido de que más de 117 mil millones de pesos permanecen acumulados en las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) provenientes de cuentas de afiliados fallecidos cuyos familiares no han reclamado dicho dinero. “Hay miles de familias que no saben que tienen derecho a ese dinero porque nunca se les ha informado”. (Elías Báez, El Nacional, julio 9, 2025).

Otro caso de mala práctica de comunicación gubernamental es el relacionado con lo que acontece dentro de la Dirección General de Jubilaciones y Pensiones (DGJP), ya que miles de ciudadanos pese a ser favorecidos con algún tipo de las pensiones que otorga el gobierno, mueren sin saberlos. En esta entidad falta creatividad, iniciativa y proactividad para establecer mecanismos comunicacionales confiables y eficientes, que orienten de manera continua y pertinente a los ciudadanos. “Existen miles de pensiones pendientes de ser reclamadas por los beneficiarios en la institución. Estas pensiones se encuentran publicadas en el portal de la DGJP para que los solicitantes puedan verificarlas y completar el proceso de inclusión a nómina”. (Juan Rosa, 31 de agosto, 2023).

En RD, la mala práctica comunicacional también existe en el ámbito de las grandes y medianas empresas privadas. Para comprobar la veracidad de lo expresado basta con llamar a las centrales telefónicas automatizadas de los bancos múltiples o de cualquier empresa de telecomunicaciones. Confiar la comunicación con los clientes y ciudadanos a una contestadora automática, a un centro de llamadas, es desconocer el valor de la comunicación humana y asertiva como intangible de alto valor agregado. Todo parece indicar que a las empresas, agencias públicas y marcas no les interesa mantener comunicación directa con sus clientes y ciudadanos.

En pocas palabras, para hacer de la comunicación un activo intangible de alto valor agregado, siempre será necesario entenderla, vivirla y poseer las competencias y habilidades que permitan gestionar sus estrategias y actividades desde una perspectiva ética, profesional, humana, holística y asertiva. Las buenas prácticas comunicacionales distinguen, diferencian, posicionan, visibilizan y relacionan positivamente a las empresas, agencias públicas, a las marcas corporativas y comerciales. En definitiva, la comunicación es un proceso transversal y dinámico, el cual facilita la operatividad de los demás procesos organizacionales.   

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